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Tumores fetales diagnosticados prenatalmente

Debido a los grandes avances en el campo de la ecografía, actualmente la mayoría de tumores fetales pueden ser diagnosticados durante el examen ecográfico fetal, especialmente en el segundo y tercer trimestres de embarazo. Esto resulta especialmente importante a la hora de planificar el seguimiento y el momento y lugar idoneos para el parto, así como la vía de parto más adecuada.

Es importante distinguir tanto la localización del tumor como el tipo histológico para poder prever futuros acontecimientos y estar alerta de las posibles complicaciones que puedan surgir durante el embarazo. Las localizaciones más frecuentes suelen ser el corazón (alrededor del 24%), la región del cuello y la cara (23%) y el abdomen (20%). Localizaciones menos comunes son la zona sacrococcigea, las extremidades, el torax y el sistema nervioso central (11%,11%, 9.5% y 3.6% respectivamente). En lo que respecta al tipo histológico, linfangiomas (tumores del sistema linfático) y rabdomiomas (tumores de musculo cardíaco) constituyen aproximadamente el 50% de todos los tumores fetales. Les siguen en frecuencia los teratomas (tumores derivados de las tres capas germinales) y los hemangiomas (tumores formados por multitud de vasos sanguíneos).

Determinados tipos histológicos se acompañan de determinadas y específicas complicaciones durante el embarazo. Por ejemplo, los rabdomiomas pueden causar arritmias cardíacas, los teratomas y los hemangiomas pueden causar fallo cardíaco fetal, acompañado de polihidramnios (aumento excesivo del líquido amniótico), que también suele ir asociado a tumores de la región cervical fetal.

Respecto al pronóstico postnatal de los fetos diagnosticados de tumores fetales, aquellos casos diagnosticados de hemangioma tenían el mejor pronóstico (supervivencia del 83%), mientras que los teratomas tenían el peor (31%). La supervivencia para aquellos casos diagnosticados de linfangioma y rabdomioma oscila alrededor del 60%. En lo relativo a la localización, el peor pronóstico lo conllevan aquellos casos de neoplasias en sistema nervioso central (supervivencia igual a 0%), mientras que los niños diagnosticados de tumores de las regiones torácica y abdominal tenían el mejor pronóstico (64 y 94%, respectivamente).

En resumen, aunque los tumores fetales son una patología rara que se asocia en muy pocas ocasiones a otras malformaciones fetales, su diagnóstico conlleva una serie de complicaciones y una necesidad de planificación muy concreta, tanto del seguimiento de la gestación como del momento del parto.

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