¿Qué le pides a un anticonceptivo? ¿Qué te asegure que no te quedarás embarazada? Sí. ¿Qué no sangres a mitad de ciclo? También. ¿Qué no tenga efectos adversos? ¡Por supuesto!
Como veis, son muchas exigencias y no es fácil innovar en este campo…Pero hoy os voy a presentar un producto realmente nuevo. Se llama Slinda y cumple los 3 requisitos: eficacia, control de ciclo y seguridad.
Antes de seguir, os voy a dar una visión panorámica de la historia reciente de la anticoncepción, en tres fases. La primera fase empezó en los años sesenta y duró 30 años: aparecieron los primeros productos combinando estrógenos y gestágenos (E+G). En esa fase se observó que las dosis altas de estrógenos aumentaban el riesgo de trombosis por lo que se intentaron reducir. En la segunda fase, que empezó en los años 90, aparecieron nuevos gestágenos, mejor tolerados. A partir del año 2000 se avanzó en la síntesis de nuevos gestágenos, se desarrollaron nuevas vías de administración y pautas prolongadas de tratamiento. En esta última fase salió al mercado Cerazet, el primer producto sin estrógenos.
En España, los anticonceptivos que combinan E+G suponen el 70% de las ventas mientras que el que sólo lleva gestágenos – Cerazet- supone el 6%. Los primeros ofrecen una gran eficacia anticonceptiva y un buen control del ciclo pero tienen inconvenientes: no deben administrarse a mujeres con riesgo cardiovascular (fumadoras de más de 35 años, trombofilias, obesidad/ sobrepeso, migrañas con aura…). ¡Ah! Se me olvidaba: dado que pueden pasar a leche materna, suelen evitarse en mujeres que dan de mamar.
¿Qué papel ocupa entonces Cerazet? Siendo igualmente efectivo desde el punto de vista anticonceptivo, al no llevar estrógenos conlleva un menor riesgo cardiovascular y se ha limitado su uso a mujeres que dan de mamar o a las que tienen factores de riesgo de trombosis. ¿Qué problema tiene? Que no controla el ciclo tan bien y pueden producirse sangrados irregulares durante la toma. Éstos llegan a ser muy molestos en muchos casos.
Y ahora os voy a hablar de SLINDA.
Cómo os decía antes, SLINDA es un producto muy prometedor: ¡aunque no lleva estrógenos – muy seguro en mujeres de riesgo cardiovascular-, su principio activo y su forma de administración permiten que controle muy bien el ciclo menstrual.
Su principio activo es la Drospirenona. A algunas quizás os suene porque es el componente de ciertas píldoras “superventas” (Yasmin, el Yaz, el Drosuelle, el Drosbelalle…). La Drospirenona tiene propiedades muy interesantes: impide la ovulación (efecto anovulatorio), espesa el moco cervical y atrofia el endometrio aportando una seguridad anticonceptiva altísima; también reduce el crecimiento del vello, reduce el acné, la seborrea y la caída del cabello (efecto antiandrogénico). Por último, evita la retención de líquidos y puede incluso hacer que se pierda algo de peso (efeto mineralcorticoide), sobre todo en mujeres con sobrepeso. Por último, contribuye a reducir la tensión arterial.
Quiero hacer un inciso: ¿recordáis el Diane 35? Era un fármaco fantástico para tratar los signos de hiperandrogenismo: el vello, el acné, la seborrea, la caída de cabello… Pues bien, como os he dicho antes, Slinda también es antiandrogénico aunque con un 40% del efecto de Diane.
La presentación de Slinda es sencilla: en el blíster hay 28 pastillas: 24 blancas (con principio activo) y 4 verdes (placebo). Mi consejo es tomarlas todas para evitar olvidos y confusiones.
He podido leer los estudios que avalan la eficacia y seguridad de Slinda: ¡el número de ciclos estudiados supera las 200.000! Se han realizado tanto en Estados Unidos como en Europa, en mujeres adultas y en adolescentes; de hecho, Slinda es el único anticonceptivo que tiene en ficha técnica la indicación específica en adolescentes. La eficacia global de Slinda es equiparable a la de Yasmin o Yaz y la toma de 24 pastillas con 4 de descanso aumenta la seguridad anticonceptiva, incluso si se olvida alguna pastilla.
¡Supongo que os estáis preguntado sobre el control del ciclo! Un anticonceptivo con sólo gestágenos no siempre es capaz de evitar esos manchados tan molestos que se producen entre regla y regla – los he vivido con Cerazet-… Pues bien, Slinda genera un menor número de sangrados irregulares- y éstos son de menor duración- que Cerazet. La mayor parte de las mujeres consideraron estos sangrados/manchados como aceptables y sólo un 13% de las pacientes estudiadas no los toleraron. A este respecto, un dato me ha parecido muy importante: los 3 primeros meses permiten predecir cómo se tolerará el fármaco. En efecto, la paciente que tenga muchos sangrados irregulares durante los 3 primeros meses de tratamiento es probable que siga con esos sangrados más adelante mientras que las que sangren poco en esos meses iniciales tolerarán bien el tratamiento en el futuro.
Mención aparta merece la seguridad del fármaco. Al no modificar el perfil de coagulación, es seguro en mujeres con factores de riesgo de trombosis (obesas, varices, sedentarias…). En los estudios americanos, casi el 45% de las mujeres presentaban factores de riesgo y ninguna – sí, NINGUNA paciente- presentó un tromboembolismo. ¡Este dato me tranquiliza mucho!
Otro aspecto importante en términos de seguridad es la salud ósea. Sabéis que los niveles de estrógenos son esenciales para tener huesos sanos y que los anticonceptivos sin estrógenos podrían generar problemas óseos. La toma de Slinda sin embargo, con 4 días de descanso, no reduce tanto los niveles de estrógenos y es seguro a nivel óseo.
No quiero acabar este post sin hablar del peso. En los estudios realizados, Slinda no ha modificado el peso de las mujeres normopeso pero en las mujeres con un sobrepeso ligero – y no tan ligero- Slinda puede reducir el peso, al reducir la retención de líquidos. También reduce algo la tensión arterial.
En resumen, Slinda puede ser el método anticonceptivo ideal para mujeres a las que no les importe tomar pastillas y sean buenas cumplidoras – no se olviden-. También para aquellas con algún factor de riesgo cardiovascular, para las adolescentes o las que están dando de mamar.
En Clínica Millet ya hemos pautado 25 tratamientos y, por el momento, las respuestas son excelentes.
Dr. Antón Millet
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