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¿Se puede prevenir la enfermedad de Alzheimer?

Vivimos en países envejecidos. Este hecho, así como la ausencia de tratamientos efectivos, hará inevitablemente que el número de personas con enfermedad de Alzheimer (EA) se dispare en las próximas décadas. No te voy a explicar qué es la EA, lo tienes muy bien explicado en Wikipedia. Se ha estimado que la cifra de afectados podría pasar de los 46 millones actuales a 135 millones en el año 2050… Y te aseguro que infraestimo mucho las cifras ya que muchos casos no se diagnostican ya que el diagnóstico de la EA es difícil y caro. En efecto, o se hace una punción lumbar – para detectar alteraciones en las proteínas del líquido cefalorraquídeo- o se hace una tomografía PET o una resonancia nuclear magnética cerebral para establecer el diagnóstico. En resumen, la EA supone un problema sanitario de primer orden.

¿Por qué escribo esto en un blog destinado a tratar temas sobre salud femenina? Ahora lo verás…

Actualmente se acepta que la prevención es necesaria para combatir la enfermedad. Se ha calculado que sólo con retrasar 5 años el inicio de los síntomas se reduciría en un 30% la prevalencia de la enfermedad. Además, sabemos que 1/3 de los casos pueden atribuirse a factores de riesgo modificables: hipertensión a partir de los 40 años, obesidad, nivel educativo bajo, diabetes, sedentarismo, depresión y tabaquismo. Más tarde os comentaré qué acciones permiten prevenir la enfermedad.

Los médicos necesitan responder con mucha urgencia dos preguntas: sobre qué pacientes hay que actuar y qué tipo de actuación hay que implantar.

El primer problema, en efecto, estriba en que las primeras lesiones cerebrales se producen entre 5 y 10 años antes de que aparezcan los síntomas, cuando es ya demasiado tarde para establecer medidas preventivas. ¿Cómo podríamos saber qué pacientes desarrollarán la enfermedad antes de que tengan síntomas? En la actualidad los médicos se apoyan en ciertos factores de riesgo – los he enumerado anteriormente- y están desarrollando algunos tests en sangre que podrían ser de gran utilidad… veremos en los próximos años.

El segundo problema es determinar las medidas preventivas que podemos ofrecer a los pacientes con más riesgo de desarrollar EA. Sabemos que la actividad física es beneficiosa: un estudio de 2008 mostró por primera vez que en un grupo de pacientes con alto riesgo de desarrollar una EA, la práctica de al menos 150 minutos de deporte moderado/intenso a la semana – repartido en 3 sesiones de 50 mins- reducía moderadamente el riesgo de desarrollar la enfermedad. Los beneficios del deporte se manifestaron a los 6 meses de practicarlo y persistieron al menos durante 12 meses tras interrumpirlo. El mecanismo por el cual el deporte previene la EA es desconocido. Además de la actividad física, para reducir el riesgo de EA podemos actuar sobre la dieta y establecer hábitos de vida saludables, abandonando el tabaco y el alcohol, evitando los niveles altos de glucosa en sangre (diabetes) y tomando más de 5 unidades diarias de fruta y/o verdura.  Por lo que respecta a las relaciones sociales, una vida social rica, evitando el aislamiento, protege de la EA. Por último, las actividades que estimulan el intelecto – por ejemplo, estudiar otro idioma, leer, tocar un instrumento musical, participar en actividades en grupo- también reducen el riesgo de desarrollar la enfermedad.

En definitiva, dada la naturaleza multifactorial de la EA, se especula con que los tratamientos deben ir dirigidos a diferentes dianas terapéuticas de forma simultánea: prevención de riesgos cardiovasculares, deporte, alimentación, entrenamiento cognitivo. El FINGER fue el primer estudio que intentó implementar un programa de acciones simultáneas en ancianos con alto riesgo de desarrollar una demencia. Sus resultados, publicados en 2015 en The Lancet,  sugirieron efectos beneficiosos.

La razón por la cual escribo todo esto es la misma que me impulsó a lanzar el proyecto de Clínica Millet hace ya unos años: estoy seguro de que la salud en general – y la femenina en particular- es un estado muy complejo de bienestar físico y psicológico. Para alcanzarla y no perderla es necesario emprender acciones de diferente naturaleza y de forma simultánea. ¿Qué ginecólogo puede concebir la supervisión de una gestación sin la ayuda de un endocrinólogo, una matrona y/o una nutricionista? ¿Cómo cuidar de una menopausia sin disponer en tu equipo de un internista, un psicólogo o un experto en láser y tratamientos estéticos? En Clínica Millet integramos el trabajo de un equipo amplio de profesionales para poder ofrecer soluciones satisfactorias a problemas complejos.

Esperamos conseguirlo.

 

Dr. Antón Millet

28 de noviembre de 2021

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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
Médicos especialistas en ginecología, reproducción, diagnóstico prenatal, preparto y posparto, pediatría, endocrinología, deporte, psicología y medicina estética en Valencia.
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