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¿QUIERES PERDER PESO?

Cuida tu yo emocional

Se acerca el verano y con él, la intención de muchos de nosotros de perder algo de peso. Soy la primera en saber que tengo que “comer bien” y hacer ejercicio físico de forma regular y sin embargo me cuesta.

Supongo que a ti también te pasa. Todos vivimos en un mundo ajetreado y en un país donde todo se celebra alrededor de una mesa. Y no es fácil escapar de esto. Todos, en mayor o menor medida, nos dejamos llevar en eventos sociales (bodas, cumpleaños, comidas familiares, etc) y justificamos los excesos con frases como “un día es un día” o “el lunes empiezo”.

Y es que ¡la vida hay que disfrutarla!

Pero, ¿qué pasa cuando estas justificaciones – ¿o son excusas?- nos llevan a no conseguir nuestros objetivos? ¿Por qué nos flaquea la fuerza de voluntad?

Creo que la respuesta está en que la alimentación es algo más que un hecho fisiológico. Soy consciente de que el hambre y la sed están reguladas por muchos factores físicos – el cerebro, el sistema digestivo y los depósitos de grasa-.

Sin embargo, hay algo más: ¡Comer es también un acto social, cultural y… emocional!

Si. Emocional.

En este aspecto, te puedo ayudar: veo a muchas mujeres cuyo problema a la hora de perder peso es que comen para eliminar o mitigar emociones desagradables. Muchas de ellas experimentan ganas de comer cuando están tristes, sufren de ansiedad, están estresadas o aburridas. Otras se recompensan comiendo tras un día duro o tras haber alcanzado algún logro. Y es que comer es una conducta placentera en sí misma capaz de aliviar temporalmente casi cualquier sentimiento negativo o ensalzar cualquier sentimiento positivo. Todos hemos visto alguna vez en televisión cómo el helado de chocolate “ayuda” a sobrellevar los desencuentros  amorosos, como una persona estresada “engulle” literalmente una hamburguesa o, sin ir más lejos, como a un niño pequeño se le premia un buen comportamiento con una galleta o se le castiga sin postre si se ha portado mal.

Aquí viene lo bueno: como psicóloga de CM te aseguro que aprendiendo a gestionar tus emociones y ciertos aspectos sociales de tu vida, tienes ganada la mitad de la batalla. Yo misma he ayudado a muchas mujeres a gestionar sus emociones y los resultados han sido espectaculares.

Para empezar, me permito ofrecerte un listado de “consejos psicológicos“, fruto de mi experiencia profesional:

  1. Aprende a escuchar tu cuerpo. ¿Es realmente hambre lo que sientes? Si hace más de 3-4 horas que has comido, notas el estomago vacío y crees que una pieza de fruta sería suficiente para aguantar hasta la siguiente comida, ¡cómetela! es muy probable que sea hambre real. Pero si de repente sientes necesidad de comer algún alimento en concreto – en general insano o calórico-, detente y piensa “porqué estoy sufriendo un “ataque de hambre”?
  1. ¡Afronta el malestar emocional de otra forma! Sal a dar un paseo, llama a alguien querido o dedica algo de tiempo a algo que te guste. ¡Te ayudará a no picar entre horas!
  1. Come sano, variado y con un horario regular. Una dieta muy restrictiva y/o saltarnos comidas con la intención de perder peso más rápido a la larga solo provocará un desequilibrio fisiológico y emocional que dificultará que esa pérdida sea gradual y duradera.
  1. Permítete disfrutar de cada bocado. Cuando estamos estresados o ansiosos comemos mucho más rápido de lo que deberíamos, lo que nos lleva a comer más cantidad hasta que nos sentimos saciados. Come despacio, mastica y saborea bien cada bocado. Tu digestión y tu figura lo agradecerán.
  1. No te boicotees. Comer un segundo trozo de tarta el día de tu cumpleaños es algo que todos deberíamos hacer si nos apetece. Pero, si te justificas con demasiada frecuencia, ese alivio momentáneo de la sensación de culpa te aleja de conseguir tu objetivo a largo plazo.
  1. Duerme suficiente. La falta de sueño provoca un aumento de la sensación de hambre y que las emociones negativas afloren con más facilidad.
  1. Muévete. Busca una actividad que te guste, te mantenga activo y que sea fácil incluirla en tu vida cotidiana. No solo te ayudará a perder peso, también mantendrá el estrés a raya.
  1. Piensa en positivo. Pon tu atención en los beneficios que lograrás si pierdes peso. Ya sé que cambiar tus hábitos va a exigir sacrificios: en esos momentos difíciles tienes que imaginarte delgada, ágil y feliz. Ese pensamiento te dará fuerzas para ser constante. Felicítate cada vez que alcances una meta.

María Calpe. Psicóloga y Mujer.

Clínica Millet

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