Se ha propuesto que los trastornos de sueño tan típicos de la gestación – menos horas de sueño, sueño entrecortado, menor calidad de sueño-, cuando se dan en las primeras 20 semanas de gestación pueden aumentar el riesgo de padecer una insuficiencia placentaria que lleve a un retraso de crecimiento o a una preeclampsia (hipertensión asociada a proteinuria).
La falta de sueño aumentar la concentración en sangre de una serie de sustancias inflamatorias que dificultarían la placentación. Además, aumenta el riesgo cardiovascular.
Es importante avisar al ginecólogo si existen importantes alteraciones del sueño ya que de estas alteraciones podrían derivarse complicaciones al final del embarazo.
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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
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