Como sabéis tengo una larga experiencia colocándote uso de progesterona. Calculo que puesto unos 700-800 a lo largo de mi vida profesional. Cuando hablo de DIUs de progesterona me refiero sobre todo a Mirena, aunque también a Kyleena y Jaydess, que llevan una dosis menor de hormona. En este post me voy a referir sólo a Mirena pero incluyo también al resto de DIUs de progesterona. Muchas de las que estáis leyendo estas líneas lleváis o habéis llevado uno de estos DIUs. En mi experiencia su efectividad es del 100% – nunca he visto una gestación en una portadora de estos DIUs- y no he tenido que retirar más que una decena de DIUs debido a efectos secundarios (sangrados irregulares, acné, distensión abdominal…).
Ante la pregunta: ¿doctor, este diu tiene algún efecto secundario peligroso para mi salud? he contestado invariablemente “No”. Sin embargo, he leído 3 estudios en los últimos meses que me hacen dudar.
Para empezar, os diré que cuando los médicos queremos conocer los riesgos de un fármaco determinado, el punto de partida siempre la lectura de su ficha técnica. La FDA es la organización encargada en los Estados Unidos de revisar la seguridad de los fármacos comercializados. En el caso de Mirena la ficha indica que no existe evidencia de que aumente el riesgo de cáncer de mama (CM). La FDA avala dicha seguridad que aprueba la comercialización de mirena en el año 2000.
Es curioso que después de casi 1/4 de siglo utilizando el fármaco, ahora se estén empezando a objetivar los primeros riesgos…
El primer estudio del que os quiero hablar es un estudio observacional suizo publicado en 2023 (1). Los autores comunican una asociación positiva entre el uso de Mirena y el riesgo de CM, especialmente en mujeres posmenopáusicas y en las que usan el DIU durante más tiempo. Cuando leí este estudio, relativicé la importancia de los resultados pensando que el diseño del estudio estaba “viciado” por numerosos sesgos, especialmente de selección. Esto es habitual en los estudios observacionales. En cualquier caso, la lectura del estudio me dejó con “la mosca detrás de la oreja”: aunque el incremento de riesgo parecía ser bajo “en general”, sembró la duda en mi cabeza…
En 2024 llamó mi atención otro estudio que, en mi opinión, incorporaba una metodología más fiable (2) – aunque también era observacional-. Era un estudio realizado en Suecia que revisaba un Registro Nacional donde había datos sobre uso de DIUs e incidencia de CM, entre muchos otros. Se encontró un aumento del 13% en el riesgo de CM entre las usuarias de Mirena, mientras que se observó una reducción en el riesgo de otros tipos de cáncer (reducción del 33% en la incidencia de cáncer de endometrio y del 14% del riesgo de cáncer de ovario; también se observa una reducción del riesgo de cáncer de cuello uterino). Un incremento del 13% es un incremento muy pequeño y permitiría explicar por qué han hecho falta 25 años para detectarlo. Sin embargo, lo que más me impresionó del estudio fue que en las pacientes con antecedentes familiares de CM, llevar un Mirena dobló el riesgo de CM. Me pregunté: “de confirmarse, ¿qué implicaciones clínicas tiene este hallazgo?” “¿Las pacientes portadoras de un Mirena deben someterse a un cribado mamográfico más frecuente?” “¿Debe evitarse el DIU si se tienen familiares con CM?”
Por último, he leído hace unos días un estudio que investiga la relación entre Mirena y el riesgo de CM en mujeres coreanas (3). Analiza datos de 61000 mujeres de 30 a 50 años. El estudio concluye que Mirena se asocia con un mayor riesgo de CM, especialmente durante los 3 primeros años de uso; el riesgo disminuye con el tiempo. Los autores sugieren realizar cribados frecuentes de CM en los primeros años de uso, especialmente en mujeres con más riesgo (por ejemplo, con antecedentes familiares de CM).
¿Qué moralejas saco de todos estos resultados? Lo primero que me tranquiliza es observar que en el peor de los casos el incremento en el riesgo de CM en la población general es muy bajo. No descarto que pueda haber grupos de alto riesgo como por ejemplo las mujeres con antecedentes familiares de CM. En estas pacientes quizás sea prudente reducir la duración de uso y/o aumentar la frecuencia de cribado mamográfico.
Los ginecólogos deberemos balancear un potencial aumento en el riesgo de CM con una reducción de cánceres endometriales, ováricos y cervicales. Además valoraremos otros beneficios (anticonceptivos, reducción del sangrado menstrual…). El profundo conocimiento de cada paciente y de sus características individuales será esencial para decidir es la candidata óptima a llevar un Mirena.
Espero que pronto dispongamos de más datos que nos ayuden a aclarar todo esto.
Gracias y feliz semana.
Dr. Antón Millet
Bibliografía:
------
