¿Se puede comer en los partos? Quizás ha llegado el momento de cambiar…
El síndrome de aspiración pulmonar ha sido, desde los inicios de la cirugía, una de las más graves complicaciones de la anestesia. Consiste en el paso de material desde el estómago hacia el pulmón cuando el paciente está dormido, produciendo una reacción inflamatoria súbita de consecuencias gravísimas.
El paso de sustancias sólidas desde el estómago al pulmón puede generar una reacción inflamatoria muy virulenta que inhabilite parte del pulmón para la respiración. Puede llevar incluso a la muerte del paciente.
En 1946, un famoso médico llamado Curtis Mendelson demostró que se podría reducir drásticamente el riesgo de padecer este síndrome si el paciente estaba en ayunas si iba a ser anestesiado. Desde esa fecha, no se cuestiona que debes estar en ayunas si vas a ser anestesiado.
El hallazgo del Dr. Mendelson se adoptó también durante el parto: dado que existía la posibilidad de una cesárea urgente bajo anestesia general, se decidió que las mujeres de parto estuviesen en ayunas. En las últimas décadas, sin embargo, los avances en la obstetricia modera – especialmente en el ámbito de la anestesia- están llevando a que nos replanteemos la necesidad de las ayunas en el parto.
En efecto, en la actualidad casi todas las cesáreas se realizan bajo anestesia raquídea – epidural o raquidural- y la anestesia general ha pasado a ser una excepción. Personalmente, las cesáreas que he realizado con anestesia general en 2016 se cuentan con los dedos de una sola mano. La anestesia general se aplica en general como último recurso cuando falla la epidural.
Las sociedades anestésicas españolas y americanas permiten que la parturienta en trabajo de parto tome líquidos claros pero no alimentos sólidos. Sin embargo, estudios recientes sugieren que es seguro ingerir alimentos sólidos en las pacientes de bajo riesgo de complicaciones. 
Los beneficios de la ingesta de alimentos durante la dilatación ha sido largamente debatida por matronas, ginecólogos y anestesistas. El parto, desde que se inician las primeras contracciones hasta el expulsivo final requiere de una gran cantidad de energía. Hasta un tercio de las mujeres refieren que las ayunas suponen una desagradable limitación en el momento del parto. Para que se produjese un síndrome de aspiración durante el parto, deberían producirse 2 circunstancias muy poco frecuentes: que se realizase una anestesia general y que se produjese un síndrome de aspiración pulmonar. Debería controlarse estrechamente a las pacientes para detectar con prontitud factores de riesgo de cesárea urgente – enlentecimiento del parto, signos de sufrimiento fetal, hemorragias,…- e interrumpir la ingesta de alimentos en ese momento.
Por lo tanto, es muy probable que se pueda plantear la ingesta de ciertos alimentos durante la dilatación. Las pacientes deberían ser informadas de los mínimos riesgos que dicha ingesta supone y firmar un documento de consentimiento informado. Los alimentos recomendados serían: pan, galletas, fruta, yogur bajo en grasa, bebidas isotónicas, caldos o zumos de frutas.
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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
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