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Retención de líquidos

Dr. Jordi Ferri – Endocrino Valencia

¿Quién en algún momento de su vida no ha sufrido retención de líquidos?

Es un problema de salud que atañe a gran número de personas, especialmente a las mujeres. Nuestro organismo, a través de un complejo sistema de hormonas, está constantemente ajustando los niveles de líquidos para que se mantengan estables: si se bebe más agua de la necesaria es eliminada por los riñones en forma de orina o a través de las glándulas sudoríparas. El problema se produce cuando el cuerpo es incapaz de eliminar el líquido necesario para mantener este equilibrio.

Cuando retenemos líquidos nos solemos quejar de calambres, debilidad, palpitaciones, hinchazón y malestar general. Puede provocar celulitis y un aumento de volumen considerable. Se puede llegar a confundir incluso con sobrepeso, por eso las personas que lo sufren se someten a dietas de adelgazamiento erróneas, agravando el problema.

Factores que pueden potenciar la retención de líquidos:

–          Una mala alimentación (exceso de sal y de alcohol, y falta de proteínas y nutrientes)

–          Vida muy sedentaria.

–          Fluctuaciones hormonales (embarazo, menopausia).

–          Trastornos hepáticos, cardiacos o renales, que hacen desequilibrar la balanza y provocan que los tejidos acumulen fluidos.

–          Uso de ciertos medicamentos.

¿Cuando acudir al médico? Si persiste a lo largo del tiempo sin obedecer a cambios hormonales (como durante la menstruación o el embarazo), si se aumenta repentinamente de peso de forma importante o si al ejercer presión sobre la piel en la zona hinchada queda marca durante demasiado tiempo. Éstos suelen ser síntomas que delatan problemas mayores, como hipertensión, algunas cardiopatías o hipertrofia renal.

Remedios caseros… pero muy efectivos:

Haz ejercicio. Nada, camina, monta en bicicleta, sube y baja escaleras…, cualquier ejercicio de estas características en el que haya que mover las piernas, facilita el trabajo a los riñones. Si tu trabajo te obliga a estar sentada durante mucho tiempo, levántate al menos una vez cada hora y pasea por la habitación. Si no puedes, mueve los pies y los dedos de los pies hacia arriba y hacia abajo, para que los músculos de las piernas “impulsen” la sangre hacia los riñones.
Métete en el agua. Una vez dentro (en el mar, piscina o bañera), mueve las piernas para que los músculos bombeen los líquidos hacia la vejiga. La presión que ejerce el agua facilita el orinar.
Descansa las piernas y pies. Si la retención de líquidos se acumula en la zona de las extremidades inferiores, recuéstate y eleva los pies al menos una hora por las tardes. No uses ropa, zapatos o calcetines muy ajustados.
Bebe mucha agua. Cuanta más agua tomes, más fácilmente expulsarás líquidos. Puedes también ingerir zumos e infusiones. La cantidad mínima recomendada es de 1.5-2 litros. No esperes a tener sed para beber y hazlo de forma continuada a lo largo del día – la sed ya es un síntoma de deshidratación-. Un truco: un vaso justo al levantarte te ayudará a eliminar los fluidos acumulados durante la noche.
Las hierbas y vegetales diuréticos te ayudarán. Los más eficaces son las infusiones de perejil, enebro, hojas de olivo, cola de caballo, caldos de puerros, espárragos frescos y pepino. Todos ellos aumentan la producción de orina. Masajea tus piernas: el drenaje linfático desde los pies en sentido ascendente favorece el retorno de los líquidos hacia los riñones para ser expulsados.

El reposo es esencial. Ocho horas por la noche y a poder ser una hora después de comer, si tu ritmo de vida te lo permite.

Una dieta rica en proteínas. Evita la retención de agua, ya que tras su ingesta el hígado produce la albúmina, que es importante para que los fluidos no se acumulen en los tejidos y se puedan orinar.

Debes evitar los diuréticos – fármacos para orinar-  si no te los prescribe el médico ya que si se consumen innecesariamente pueden provocar un efecto rebote: acaban favoreciendo que el organismo retenga sales y agua. Hay que evitarlos si se está embarazada y especialmente durante las primeras semanas de gestación. Los puedes sustituir por alimentos con efecto diurético. Por último, es necesario reducir el consumo de sal en las comidas, ya que un exceso de sodio –sal- cuesta más de 24 horas en ser eliminado y provoca retención de líquidos. Para que las comidas no resulten insípidas y realzar el sabor de los alimentos se pueden usar como sustitutivo hierbas aromáticas, vinagre, limón, ajo o cebolla. Evita los alimentos con más sal: embutidos, conservas, quesos (excepto los quesos sin sal), ahumados, curados, biscotes, pan con sal, pastillas de caldo, sopas y purés comerciales, aguas minerales con gas y alcohol. Los alimentos más recomendados son las verduras, hortalizas, fruta, legumbres e hidratos de carbono complejos (pasta, arroz) y alimentos ricos en potasio en general. Entre las verduras y hortalizas más recomendadas se encuentran las patatas, calabaza, tomate, calabacín, berenjena, espárragos, setas y alcachofas. Y de las frutas la más aconsejable es el plátano, por su alto contenido en potasio.

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