Cada vez cobra más fuerza el concepto de prevenir la aparición del cáncer de mama en mujeres con alto riesgo de padecerlo. Actualmente disponemos de varios instrumentos para determinar si una paciente presenta un riesgo elevado de cáncer de mama. El más importante de ellos es el modelo Gail: a partir de ciertas preguntas el médico es capaz de cuantificar el riesgo de cáncer de mama que tienen sus pacientes. En las pacientes con un riesgo alto se pueden administrar algunos fármacos que han demostrado ser eficaces para frenar/ impedir la aparición del tumor.
En mujeres premenopáusicas, el Tamoxifeno es la mejor opción. Aunque tiene algunos efectos indeseados – algunos potencialmente graves-, en las mujeres premenopáusicas es un fármaco muy seguro – pocos efectos secundarios y poco importantes- y con claros efectos protectores para el cáncer mamario.
En mujeres postmenopáusicas tenemos la posibilidad de administrar tamoxifeno o Raloxifeno (Evista®, Optruma®). La diferencia entre ambos productos es su perfil de seguridad y los efectos secundarios. En efecto, en pacientes postmenopáusicas el Tamoxifeno puede asociarse a problemas graves de salud – carcinoma de endometrio, cataratas, sofocos en el 25% de las pacientes-. El Raloxifeno reduce el riesgo de cáncer de mama y de osteoporosis.
Aunque no está exento de riesgos, no aumenta tanto el riesgo de cáncer de útero.
El médico, valorando el perfil de la paciente – pros y contras de cada fármaco, en cada mujer, en cada momento- deberá aconsejar sobre la conveniencia o necesidad de administrar alguno de estos tratamientos.
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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
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