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Infertilidad: la soledad de la espera

Para ti, princesa, porque el camino es duro pero la recompensa grande.

En numerosas ocasiones hemos hablado del duro camino que supone la Maternidad, cómo nos preparamos para la llegada de nuestro hijo o hija, lo agotadora que puede ser la crianza, pero las recompensas tan grandes que conlleva.

Sin embargo, no nos paramos a pensar que hay parejas para las qué este camino se le hace aún más complicado. A veces la Naturaleza se burla del deseo de ser padres. A veces algo tan habitual cómo la concepción de hijo, se convierte en un verdadero via crucis. A veces vemos que las ilusiones se van difuminando poco a poco en un recorrido lleno de pruebas diagnósticas, analíticas y tratamientos.

Entre un 15 y un 18% de las parejas españolas tienen algún problema de infertilidad. Los tratamientos de reproducción asistida en nuestro país han avanzado de manera considerable en cuanto a calidad y eficacia. Los porcentajes de embarazos tras este tipo de tratamientos se sitúan por encima de la media europea.

No obstante, a pesar de estos éxitos, a veces nos olvidamos de las implicaciones emocionales y psicológicas que tienen estos largos tratamientos para las parejas. La espera entre prueba y prueba hasta alcanzar un diagnóstico, la espera entre ciclo y ciclo, la espera hasta saber si el test da positivo,… puede resultar desesperante y descorazonadora. El estigma de la esterilidad rodea toda esta vivencia y a menudo en lugar de empatía, se recibe compasión o condescendencia, lo que obliga a la pareja a aislarse en cierto modo y no poder compartir sus sentimientos con su entorno.

Sea cual sea el motivo de la infertilidad, a nivel físico, la mujer se lleva la peor parte en forma de tratamientos hormonales interminables que hacen que su cuerpo cambie de manera considerable y sus emociones se encuentren en un continuo tiovivo. Pero no nos olvidemos que para el hombre tampoco es fácil y puede resultar realmente frustrante, tanto ser la “causa” cómo no ser capaz de apoyar a su pareja cómo ella lo necesita en estos momentos.

A menudo he observado que las parejas que llegan al final de su embarazo tras un tratamiento de reproducción asistida experimentan una sensación de “agotamiento” considerable, cómo si tuviesen una necesidad imperiosa de terminar esta larga lucha.

Los profesionales tanto de la Medicina cómo de la Enfermería, deberíamos estar formados y ser capaces de acompañar a las parejas durante estos momentos tan críticos. Muchas veces, cómo puede pasar en los casos de duelo perinatal, podemos enfrentarnos con datos clínicos y técnicas, pero no sabemos expresar las palabras que las parejas que recurren a nosotros necesitan oír.

Me gustaría mandar un mensaje de optimismo a todas aquellas parejas que se están enfrentando a esta larga carrera de obstáculos, para que no pierdan la esperanza porque realmente, la meta es maravillosa.

 

María José Pau • Matrona en Clínica Millet

 

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