La causa más frecuente de caída de cabello en los hombres es la denominada alopecia androgenética. Como su nombre indica, se deriva de la herencia genética y las hormonas masculinas (andrógenos).
La herencia genética puede ser tanto derivada de la rama paterna como de la materna, pudiendo variar la afectación entre los distintos individuos de una familia, llegando a saltar algunas generaciones en la misma familia.
Los andrógenos son los responsables principales del proceso. Lo que se hereda es la sensibilidad a las mismas en los folículos pilosos. Estas mismas hormonas, paradójicamente, son las responsables del crecimiento de la barba y el vello.
¿Con qué factores no debemos relacionarla?
Contrariamente a lo que se suele pensar, las personas con alopecia androgénica no tienen niveles más elevados de andrógenos en sangre que las personas que no la padecen, se trata únicamente de la mentada sensibilidad heredada.
Del mismo modo, aunque es una creencia también muy extendida y es importante mantener una dieta equilibrada para la salud del cabello, la alopecia androgénica no suele estar relacionada con un déficit o falta de ciertas vitaminas o minerales.
Habitualmente, la alopecia androgénica no asocia ninguna condición de salud más allá del potencial problema estético, y psicológico derivado del anterior. Empero, algunos estudios parecen apuntar una predisposición a síndrome metabólico (obesidad, diabetes, hipertensión, etc…) en los individuos de inicio más precoz. Esto no hace más que reforzar la necesidad de seguir una dieta saludable.
¿A quién afecta y cómo lo hace?
Su frecuencia se incrementa con la edad. Es decir, suele iniciarse entre la pubertad y los 30 años de edad, afectando así al 40% de los hombres de 18-40 años, y a más de un 90% de los mayores de 75 años. Por lo que se puede considerar prácticamente un proceso normal propio de la edad.
Pese a su nombre y las hormonas implicadas, también puede, y no es infrecuente, afectar a las mujeres, aunque el patrón de pérdida de cabello es distinto en cada uno de ellos.
En ambos casos, se nota un aumento de la pérdida de cabello con pérdida de densidad general. En los hombres, es más característico el inicio con un retroceso de la línea de implantación (las conocidas “entradas”) seguida de la pérdida de pelo en la región occipital (la llamada “coronilla”).
En las mujeres, se nota un ensanchamiento de la raya del peinado. Sin embargo, en algunos casos hay alopecia androgénica de patrón femenino en los varones.
¿Cómo se diagnostica? ¿Se puede tratar?
El diagnóstico de la alopecia androgénica es habitualmente sencillo para los profesionales entrenados para ello, los dermatólogos, que son los profesionales de la tricología. Con frecuencia, además, el diagnóstico no requiere complejos estudios de elevado coste o, siquiera, prueba diagnóstica adicional alguna.
Existen diversos tratamientos para la alopecia androgénica. No obstante, hay que tener en cuenta que no todos cuentan con evidencia científica suficiente para ser recomendamos, ni tampoco son todos aptos o idóneos para todo el mundo.
En este punto, hay que destacar el creciente mercado cosmético y terapéutico en cuanto a productos (incluyendo champús, lociones o remedios naturales) o procedimientos rayanos con lo milagrosos. Por ello, es importante acudir a un dermatólogo para un correcto diagnóstico y tratamiento de la alopecia, con el fin de evitar perder tiempo y dinero, entre otros males.
Los tratamientos científicamente demostrados permiten detener la pérdida de cabello en la mayoría de casos, e incluso recuperar densidad capilar en algunos pacientes.
Entre los tratamientos que disponen de evidencia científica, fundamentalmente encontramos el minoxidil y los antiandrógenos (finasteride, dutasteride, bicalutamida). Cada día, existe mayor evidencia científica sobre el superior beneficio cuando se emplean tratamientos combinados. Su dermatólogo le indicará cuál es el más adecuado para su caso.
Doctor Ignacio Torres
23 marzo 2021
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