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Adaptación de la madre a la gestación: cambios en el cuerpo de la embarazada

Antón Millet | Ginecólogo ValenciaEl embarazo supone un estado especial en el que casi todos los sistemas del cuerpo se alteran para facilitar el desarrollo fetal sin comprometer la salud materna.

Estos cambios se van acentuando a medida que la gestación avanza hasta llegar a ser muy llamativos en las semanas finales de embarazo.

Cambios cardiovasculares

El volumen de sangre pasa de 5 litros, en la mujer no embarazada, a 7 litros en la embarazada. Además, la durante la gestación, ésta retiene entre 4 y 6 litros en su cuerpo, fuera del torrente sanguíneo. En total estamos hablando de 6-8 litros. En los embarazados gemelares/triples esta “retención de líquidos” – en sangre y fuera de ella- puede alcanzar los 10 litros.

Los dos componentes de la sangre – plasma y glóbulos rojos- aumentan durante el embarazo, pero la retención de plasma es mayor que la producción de glóbulos rojos por lo que se produce una “dilución sanguínea”.

La tensión arterial disminuye progresivamente hasta alanzar el mínimo en semana 28. A partir de ese momento se produce un aumento gradual hacia los valores previos a la gestación que se alcanzan en semana 40.

La frecuencia cardiaca se eleva un 15-20% pero raramente supera los 100 latidos por minuto.

Adaptación pulmonar

Durante el embarazo el tamaño del tórax aumenta unos 6 cm. Se produce una hiperventilación de alrededor del 65%; la capacidad respiratoria aumenta un 5-10% y alcanza el máximo en la semana 22-24.

Aparato urinario

El flujo sanguíneo renal aumenta un 40% y aumenta el filtrado de la sangre, por lo que disminuyen la urea, la creatinina y el ácido úrico.

Aparato digestivo

En la boca aumenta la vascularización y  son frecuentes los sangrados ante mínimos traumatismos; aumenta la salivación y la saliva es más ácida, lo que podría aumentar la pérdida de piezas dentales.

Los cambios de posición y hormonales condicionados por el embarazo hacen que se agraven el reflujo esofágico y la pirosis – acidez- y el vaciamiento gástrico está retrasado. Estas circunstancias aumentan estando tumbada. El tránsito del bolo defecatorio por el colon está retrasado lo que favorece el estreñimiento. La compresión por parte del útero de las venas que drenan la parte final del colon/recto condiciona la aparición de hemorroides.

Hígado

Aunque no están alteradazas su forma y tamaño, sí se alteran las pruebas funcionales hepáticas. La fosfatasa alcalina se duplica y las transaminasas no varían. Aumentan el colesterol y los triglicéridos. El tránsito de la bilis es más lento.

Adaptación músculo-esquelética

Se produce una hiperextensión de la espalda para compensar el aumento de peso en la parte anterior del cuerpo de la embarazada por el crecimiento del abdomen. La embarazada separa sus pies para aumentar su base. Aumenta la movilidad de las articulaciones sacroiliacas y  sacro-coxígeas, así como del pubis. Esto dificulta estar de pie mucho tiempo y genera dolores de espalda. Ocasionalmente los músculos del abdomen se separan – diástasis de rectos-.

Pigmentación

La actividad melanocítica está aumentada por lo que se oscurecen los pezones y la areola mamaria así como la línea umbilico- pubiana (línea nigra). También se pueden pigmentar algunas áreas de la cara y del cuello (cloasma) y de la vulva. Todo ello desaparece del todo o en parte tras el parto.

Cambios vasculares

Existe un aumento del flujo sanguíneo cutáneo para eliminar el exceso de calor – constante en casi todas las embarazadas-. En el 40% de las embarazadas surgen varices superficiales en las piernas y también en la vulva  y el recto (hemorroides). A veces aparecen arañas vasculares. Estos cambios desaparecen tras el parto en la mayoría de las mujeres tras el parto.

Pelo

Se produce un estímulo del crecimiento del pelo pero tras el parto este crecimiento se detiene y a las 4-6 semanas se produce una caída del pelo. Aunque la cantidad de pelo que se pierde en este corto periodo de tiempo es llamativa a veces, la situación se corrige sola.

Estrías

Son franjas rosadas, blancas o púrpuras ligeramente deprimidas típicamente distribuidas por el abdomen y mamas, caderas y muslos. Se deben a la separación de la epidermis superficial que deja a la vista la epidermis subyacente, ricamente vascularizada. No aparecen necesariamente en los casos de más distensión por lo que existe una predisposición personal.

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