Cuidar tu salud en la mediana edad mejorará tu calidad de vida y te puede regalar años valiosos.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) se llevan por delante en los países occidentales innumerables vidas, más que el temido cáncer. Yo “las veo llegar” con 10 años de antelación. ¿Soy adivino? No… sólo observador. Permitidme que os cuente esta historia real: a María le he atendido varios partos, la conozco desde hace más de 20 año. Siempre ha tenido algo de sobrepeso y no ha sido muy amiga del deporte. Ahora tiene 55 años y hace 2 tuvo la menopausia. En la última consulta me dijo que había engordado – “tengo un flotador que no hay manera de eliminar”- y que estaba teniendo mareos y dolores de cabeza. Estuvimos hablando del estrés del trabajo, la falta de tiempo para hacer deporte, los hijos adolescentes, los padres mayores… pero en un determinado momento me dijo que a veces la cabeza le “retumbaba”. Decidí tomarle la tensión: la tenía a 160/100mmHg.
Este no es un caso tan raro como puede parecer. Cuando no es el dolor de cabeza son el colesterol, los triglicéridos o la lipoproteína (a) elevados, la obesidad abdominal o el dichoso tabaco que cuesta tanto de dejar… Hoy sabemos muy bien que 5 factores de riesgo explican aproximadamente el 50 % de la carga mundial de ECV: hipertensión arterial (HTA), hiperlipidemia, bajo peso y sobrepeso u obesidad, diabetes y tabaquismo a los 50 años. Sin embargo, aún no está claro cómo la presencia o ausencia de factores de riesgo clásicos afecta las estimaciones de por vida de ECV y muerte por cualquier causa.
Esta semana pasada he leído en el New England Journal of Medicine un artículo que me ha interesado mucho: analiza datos de 2.078.948 participantes de 39 países y 6 continentes. Se calcula el riesgo de por vida de ECV y muerte por cualquier causa hasta los 90 años, según la presencia o ausencia de los 5 factores de riesgo clásicos descritos arriba (1). También se estiman las diferencias en la esperanza de vida (en términos de años adicionales libres de ECV o muerte) según la presencia o ausencia de esos factores. Por expresarlo en términos sencillos: qué riesgo implica presentar los 5 factores y en qué medida mejora la esperanza de vida cuando consigues corregirlos.
Los autores del estudio encuentran que el riesgo de por vida de ECV es del 24 % en mujeres y del 38 % en hombres con los 5 factores de riesgo presentes. En la comparación entre participantes sin factores de riesgo y aquellos con todos los factores presentes, el número estimado de años adicionales libres de ECV es de 13,3 años para mujeres y 10,6 años para hombres; los años de vida adicionales fueron de 14,5 años en las mujeres y 11,8 años en los hombres. Por lo que respecta a la HTA – esto le interesa a María-, tratarla eficazmente entre los 55-60 años se asoció con el mayor número de años adicionales libres de ECV. Modificar el tabaquismo en ese mismo rango de edad se asoció con el mayor número de años adicionales libres de muerte.
¿Qué conclusiones saco – también para mí-? Analicemos si presentamos alguno de los 5 factores de riesgo: corregirlos puede aportarnos más de 10 años de vida sana tanto en hombres como en mujeres… ¡me parece una barbaridad! ¿Por dónde empezar? Sin duda por el tabaco y la hipertensión. Cuidar tu salud en la mediana edad mejorará tu calidad de vida y te puede regalar años valiosos. Nunca es tarde para empezar a cambiar. Habla con tus médicos.
Volviendo al caso de María, ¿qué le recomendé? Acude a un médico de familia y mientras tanto le di algunos consejos generales:
- Hacer ejercicio físico regular: al menos 2,5 horas semanales de ejercicio moderado y a ser posible 5 horas (recomiendo caminar rápido, nadar, ciclismo, baile, yoga dinámico… en general recomiendo cualquier deporte que sea divertido para la paciente – Experiencias que el mayor estímulo para hacer deporte es pasarlo bien mientras se practica-).
- Alimentación saludable: Dieta rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y baja en sal. Limitar grasas animales y azúcares refinados.
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- Abandonar el tabaco y reducir el alcohol (fumar eleva la presión arterial y daña las arterias. El consumo excesivo de alcohol también contribuye a la hipertensión – ¿existe el consumo no excesivo? -).
- Vive relajado – slow living- y duerme suficiente: la meditación, respiración profunda y la terapia psicológica pueden ayudar a relativizar los problemas. Dormir entre 7 y 8 horas por noche es clave para una correcta regulación hormonal y ayuda a normalizar la tensión.
- No entro en los tratamientos farmacológicos: no soy experto y no quiero meter la pata ya que seguro que estoy anticuado – lo que estudié durante la carrera seguramente está ya más que superado-.
A provecho para desearos a todas un “feliz y sano” verano.
Bibliografía
Antón Millet
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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
Médicos especialistas en ginecología, reproducción, diagnóstico prenatal, preparto y posparto, pediatría, endocrinología, deporte, psicología y medicina estética en Valencia.
