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Testosterona en mujeres

¿Solución o sobrepromesa?

Creo que muchas clínicas “venden humo”.

 

En los últimos años, la testosterona ha sido presentada como una posible solución para mujeres que sufren bajo deseo sexual, fatiga, tristeza o falta de motivación. Yo mismo la he pautado bastante en los últimos 5 años – en CM tenemos casi un centenar de pacientes tratadas con testosterona-. 

¿Tienes mucha prisa y odias leer? Te contesto a 3 preguntas rápidas que te ahorrarán leer este post hasta el final: 

¿La testosterona realmente funciona? a veces 

¿Es segura? si, a las dosis adecuadas 

¿Está indicada para todas las mujeres? ¡¡¡NO!!!! La testosterona puede ayudar en casos muy específicos, pero no es la panacea que algunos prometen y que prescriben a precios desorbitantes… 

¿Empezamos?

Hace 1 año vino a mi consulta una paciente del norte de Europa, con un problema de adicciones. Tenía una depresión nerviosa y estaba siendo tratada con psicofármacos. Quería que le pautarse testosterona para aumentar su energía y mejorar su estado de ánimo y su sexualidad… ¿qué hice yo? Le expliqué la evidencia, le pauté el tratamiento y la cité a las 6 semanas para monitorizarla. Al cabo de este tiempo no había mejorado. Ella misma se dio cuenta. Le retiré el tratamiento. 

 

¿Qué dice la evidencia?

La testosterona puede ser útil en mujeres postmenopáusicas con trastorno de deseo sexual hipoactivo: una condición que implica falta persistente de deseo sexual acompañada de angustia personal significativa. En estos casos, la testosterona transdérmica ha mostrado beneficios leves/moderados: mejora del deseo, aumenta los eventos sexuales satisfactorios y reduce la angustia. 

Pero fuera de ese contexto, los estudios no respaldan su uso. No mejora la energía, la salud ósea, la cognición ni la depresión. 

¿Qué riesgos tiene?

Aunque los efectos secundarios son raros si se mantiene dentro de rangos fisiológicos, pueden aparecer:

  • Acné, hirsutismo, alopecia androgenética.
  • Cambios en la voz (a veces irreversibles).
  • Clitoromegalia (agrandamiento del clítoris).
  • Riesgos desconocidos a largo plazo.

Por todo ello, el ginecólogo debe monitorizar la evolución de las pacientes. Si no hay mejoría clínica en 6 meses, el tratamiento debe suspenderse. Continuar sin resultados puede aumentar los riesgos, especialmente si los niveles de testosterona se elevan por encima de lo normal.

¿Qué pacientes no se benefician? 

Te doy algunos ejemplos: las mujeres premenopáusicas, las mujeres sin disfunción sexual, las pacientes con niveles bajos de testosterona pero asintomáticas, las mujeres con elevados niveles de SHBG. 

 

Otro caso típico que yo mismo he visto en consulta. 

Ana, 54 años, acudió a consulta por falta de deseo sexual. Tras descartar causas médicas iniciamos tratamiento con testosterona transdérmica. A las 12 semanas, notó mejoría. Sin embargo, su pareja no estaba emocionalmente disponible, lo que limitó la eficacia del tratamiento. Al combinarlo con terapia sexual, el resultado fue mucho más significativo.

¿Qué se debe evaluar antes de iniciar tratamiento?

  1. Diagnóstico clínico de trastorno de deseo sexual. 
  2. Causas biológicas, psicológicas y culturales que puedan contribuir.
  3. Contraindicaciones médicas (como enfermedad hepática o cáncer sensible a hormonas).
  4. Consentimiento informado: explicar riesgos, beneficios y uso fuera de etiqueta.
  5. Medición hormonal: testosterona total y SHBG.
  6. Plan de monitoreo: seguimiento de niveles, efectos secundarios y respuesta clínica.

 

Mi impresión es que hay que abordar el problema de forma integral: La disfunción sexual femenina es multifactorial. Antes de recurrir a hormonas, es clave abordar:

  • Enfermedades crónicas, dolor o efectos de medicamentos (por ejemplo antidepresivos).
  • Estrés, ansiedad, autoestima, experiencias traumáticas.
  • Problemas de pareja, normas culturales, falta de educación sexual.

La terapia sexual, el acompañamiento psicológico y los cambios en el estilo de vida suelen ser tan eficaces o más que la testosterona y más seguros.

 

Conclusión

En mi experiencia, la testosterona no es una solución mágica. Puede ayudar en casos concretos de bajo deseo sexual en mujeres postmenopáusicas aunque su uso debe ser siempre cuidadoso, monitorizado y acompañado de una evaluación integral. La sexualidad femenina merece un enfoque más profundo que una simple receta hormonal.

 

Antón Millet 

 

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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
Médicos especialistas en ginecología, reproducción, diagnóstico prenatal, preparto y posparto, pediatría, endocrinología, deporte, psicología y medicina estética en Valencia.
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