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¿Cuándo tendremos una vacuna contra la COVID-19?

Mucha gente, por el hecho de ser médico, me pregunta: “Antón ¿cuándo tendremos una vacuna contra la COVID-19?” La respuesta obvia es: “cuando una o varias de las vacunas demuestren ser seguras y efectivas contra el virus”.

Ufff, lo sé… sabe a poco.

Porque la gente quiere saber bastante más: quiere saber, al menos, tres cosas. Primero, ¿Cómo saber si las vacunas serán seguras y efectivas? Segundo, ¿cuándo estarán disponibles para la gente “normal”? Y tercero, ¿cuándo se habrá vacunado la suficiente cantidad de gente como para volver a nuestra vida pre- pandemia?

Voy a intentar dar una perspectiva médica a estas preguntas. Para comentar el tema desde otras perspectivas – políticas, sociales…- no faltan voces ni “comités de expertos” (je, je,…) en los medios de comunicación.

Centrémonos. Ahora que los estudios han entrado en su fase final, los comentarios sobre los aspectos innovadores y sofisticados de las vacunas deben dar paso a informaciones que generen confianza entre los médicos y el público general. Hace poco he leído un documento de la FDA (Food and Drug Administration) americana sobre los controles de calidad a los que se van a someter a las vacunas. Es un documento muy sólido desde el punto de vista científico y asegura que no se van a reducir los estándares de calidad por lo que respecta a la efectividad y a la seguridad. Me tranquiliza saber que las autoridades que han elaborado ese documento son independientes y no dependen del poder político. ¡Queda muy lejos de las garantías que ofrecen las autoridades de Rusia y China! En teoría – habrá que comprobarlo- las prisas en el desarrollo de las vacunas y la aceleración de las autorizaciones administrativas no van a comprometer la calidad de las vacunas.

La segunda cuestión es el cuándo. ¿Cuándo estará la vacuna disponible para la mayoría de la gente? Si aceptamos que para que se produzca una protección poblacional, debe inmunizarse entre el 60% y el 70% de la población – de forma natural o mediante vacunas-, estamos hablando de 5600 millones de personas en todo el mundo. ¿Mucho? Sí, es una cifra gigantesca. Sin embargo, sabemos que el mundo es ahora global y abierto y que para estar protegidos localmente debemos contener la enfermedad a nivel global. Es muy probable que tardemos varios años en alcanzar estos objetivos de vacunación y se abren interrogantes tanto sobre los grupos a los que hay que vacunar prioritariamente como sobre el acceso local/global a la vacunación.

Por un lado, se tiene que garantizar la vacunación prioritaria de los grupos de riesgo: personal sanitario, residencias de tercera edad y dependientes, prisiones, gente mayor, colectivos con muy bajos niveles de ingresos e inmunodeprimidos; por otro, hay que insistir en la vacunación de los colectivos que más transmiten la enfermedad estando asintomáticos: trabajadores esenciales, estudiantes y gente joven en general. Y no olvidemos que asegurar el acceso de los países menos favorecidos a las vacunas es tan necesario desde el punto de vista sanitario como ético.

Siento que el escepticismo crece cuando leéis estas líneas. Sé tan bien como vosotras que otras campañas de vacunación – gripe, papiloma- no alcanzan sus objetivos y que la aceptación de las vacunas dista mucho de ser la deseada. Los activistas antivacunas y los negacionistas tienen cada vez más audiencia y si queremos que la vacunación contra el COVID-19 sea un éxito, tendremos que invertir mucho más en divulgar información clara, completa, directa y “apolítica” sobre las ventajas de la vacunación.

No demos por hecho que los grupos de alto riesgo se vacunarán masiva y voluntariamente: en efecto, aunque mucha gente desea hacerlo, en última instancia se vacunarán en función de lo que lean y escuchen en los próximos meses. Llegar a todos los rincones del mundo con información rigurosa, sencilla y veraz supone un reto importante. Es sencillo que algunas figuras públicas apoyen la vacunación. Sin embargo, persuadir a los escépticos o a los que están en contra exige un gran esfuerzo, con frecuencia abocado al fracaso.

En mi opinión, hay que centrarse que invertir continua y masivamente en formar e implicar a médicos y enfermeras de todo el mundo ya que son los colectivos en los que más confía la población general en cuestión de vacunas.

Por lo tanto, volviendo a la pregunta inicial: “Antón ¿cuándo tendremos una vacuna?”, la respuesta es: “por un lado cuando la investigación haya conseguido productos fiables y seguros y por otro lado cuando los esfuerzos en comunicación y formación hayan sido capaces de generar confianza y aceptación; serán estas, en última instancia, las que permitirán la vacunación masiva de la población.

 

Antón Millet

Clínica Millet

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Clínica Millet - Clínica de la Mujer
Médicos especialistas en ginecología, reproducción, diagnóstico prenatal, preparto y posparto, pediatría, endocrinología, deporte, psicología y medicina estética en Valencia.
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